Por: María José Turrión
En el listado del Registro Memoria del Mundo que elabora la UNESCO, donde se van incluyendo aquellos archivos que representan un claro interés para la memoria de la humanidad y constituyen conjuntos documentales a preservar, restaurar y difundir, encontramos cuatro referidos a Sudáfrica: la colección Bleek; los Archivos de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales (compartido con India, Indonesia y Sri Lanka); el Sumario del caso nº 253/1963 del Estado contra Nelson Mandela, incluido en la lista en el año 2007 y por último, la Colección de archivos vivos de la liberación.
Sobre el primero hemos de agradecer a Wilhelm Bleek la recopilación que realizó de la literatura oral sudafricana, en especial la del pueblo San y que nos haya llegado en soporte estable. En la actualidad existe un interesante programa auspiciado por la Unión Europea, que bajo el título “Historias de cueva en cueva” pretende realizar una difusión en Europa y la propia Sudáfrica, de las historias sudafricanas recopiladas por Bleek y las narraciones más antiguas europeas. Todo ello en una interpretación vívida de voces y silencios en los entornos humanos más antiguos utilizados por el hombre, las cuevas prehistóricas: Atapuerca, Cueva de los Casares y, en Sudáfrica en los conjuntos de las Montañas del Cederberg.
La Compañía de la Indias Orientales, sin duda la más importante europea en lo relativo al comercio, fue propuesta por los Países Bajos en 2003. Más de veinticinco millones de documentos se conservan relativos en diversas ciudades de Asia y Africa que testimonian lo que fue y significó este gigante que se creado en 1602 y que duró hasta 1795.
La Colección de archivos vivos de la liberación en 2007 y el Sumario del caso Número 253/1963 del Estado contra Nelson Mandela y también otros componentes del Congreso Nacional Africano, que reúne las actas del proceso seguido contra los dirigentes de este movimiento terminan esta lista de Memoria del Mundo. Nelson Mandela fue condenado y enviado a la prisión de Robben Island. Desde el banquillo de los acusados realizó una defensa del movimiento del ANC que quedaría grabada en las actas del sumario y escuchada en el mundo entero. En boca suya se estaba cometiendo un genocidio moral sobre el pueblo sudafricano y un cruel exterminio del respeto de un pueblo por sí mismo.
Mandela, después de su liberación en 1990 tras 27 años en presidio y, elegido ya presidente en las primeras elecciones democráticas en 1994, iniciaría las políticas de reparación y convivencia en su país. Un país en el que se habían producido crímenes contra la humanidad, según la Resolución 556 del Consejo de Seguridad de 13 de septiembre de 1984 y que tuvo como Estado una reconciliación democrática nunca vista, al diseñar un organismo el de la Comisión Verdad y Reconciliación que instauraría un sistema de reparación de las víctimas a través del relato testimonio y una amnistía para el perpetrador con la condición de reconocer que los actos de violación contra los derechos humanos fueran ejecutados en base al seguimiento normativo de un sistema político, el del apartheid;
Los informes producidos por la Comisión Verdad y Reconciliación, creada en 1995 con el fin de establecer reparación a las víctimas una vez acabado el régimen del apartheid, que para muchos ha sido ejemplo en su actuación, reunió testimonios de personas víctimas de violación de derechos humanos, pero también de los verdugos, quienes declarando sus actos y crímenes y solicitando el perdón de las víctimas, se acogían a una ley de impunidad. Es en este punto precisamente donde se centrarán las mayores críticas hacia la Comisión, por permitir que actos que violentan los derechos humanos queden impunes. En este sentido Philippe Joseph Salazar, experto en la transición sudafricana, se preguntaba en el año 2009 sobre las razones para que “el primer régimen criminal, declarado crimen contra la humanidad, después del régimen nazi” no fuera sometido a un juicio internacional cuando reunía todos los requisitos para ello.
No podemos hablar de la transición sudafricana del apartheid a la democracia, sin tener en cuenta a esta Comisión, clave a la hora de la reparación y de la amnistía, cuyo significado y consecuencias trasciende con mucho el derecho a la verdad, derecho fundamental en cualquier sociedad, por el que se informaba sobre los actos desarrollados durante el apartheid, tanto para los afines al régimen como para los que lucharon en su contra. Los miembros, diecisiete en total, fueron elegidos por Mandela de una lista corta de veinticinco candidatos seleccionados sobre doscientos noventa y nueve. La Comisión creada bajo el paraguas de la Ley Promotion of National Unity and Reconciliation Act del gobierno de Nelson Mandela tenía la potestad de amnistiar, si bien sus actuaciones no constituyeron en ningún momento un proceso judicial pues lo que buscaba era la reconciliación basada en la narración por parte de los verdugos de sus actos y en su arrepentimiento y petición de perdón a las víctimas. En este sentido Desmond Tutú, presidente de la Comisión diría que sin perdón no hay reconciliación, y que no puede haber perdón si con anterioridad no ha existido confesión.
Es posible que la actuación y repercusión que tuvo la Comisión en la sociedad sudafricana no hubiera sido posible sin la actuación de Mandela y sin el concepto filosófico que impregna ese continente y que se conoce con la palabra ubuntu, palabra que viene de las lenguas zulú y xhosa: “yo soy porque nosotros somos”, así lo resumiría Nelson Mandela. Pero para Madiba, Ubuntu era algo más, era respeto, ayuda, compartir, comunidad, cuidado, confianza, desinterés. El sistema filosófico conocido como ubuntu, trata de explicar una realidad social en la que el yo no existe si no es en función del otro. El yo no se puede construir sin el vosotros, sin el tú. En un momento clave para Sudáfrica como fue el post-apartheid, en el que había que crear una nueva realidad social y política, Mandela y sus colaboradores, acudieron a sus raíces filosóficas, al ubuntu. La víctima necesitando escuchar del perpetrador sus actos, conocerlos y saberlos, para poder vivir con lo que no se puede entender. Escuchando, pero también narrando sus experiencias, en una especie de catarsis colectiva donde el verdugo habla pero también escucha, a sí mismo y a los demás. Narraciones y reparaciones donde se pone de manifiesto la filosofía ubuntu, “mi humanidad se hace posible a través de tu humanidad”, soy humano porque tú me haces humano.
La filosofía ubuntu aboga por recordar el sufrimiento sin sentir el rencor y la amargura en pos de conseguir una vida en paz, sin venganzas. “Yo soy lo que soy por lo que somos todos”. Un enlace intercomunitario, donde la fuerza de uno reside en la de los demás y donde los vínculos con otras sociedades funcionan de manera transversal y no en organizaciones centrales y jerárquicas. Cohesión e integración social basada en un todo regido por una ética universal de fuerza del todo frente a la debilidad de la individualidad.
Si pensamos en la realidad social una vez suprimido el país, ciertamente nos preguntamos cómo fue posible la etapa transicional sin el derramamiento de sangre. John Boorman, en la película “Country of my skull” protagonizada por Juliette Binoche y Samuel L. Jackson, nos muestra los trabajos de la Comisión al mismo tiempo que nos permite observar el clima social existente en la etapa post-apartheid. Un crisol de víctimas y de perpetradores, de culturas y de lenguas unidos por ubuntu. Una aceptación del pasado con una única mira, la de una nueva realidad social y política donde todos son y significan. La solidaridad y la filosofía ubuntu fue clave en el proceso de reconstrucción nacional de Sudáfrica, como lo había sido desde joven en la de Nelson Mandela.
En la actualidad difundido el sistema filosófico y visto el éxito obtenido en la reconstrucción sudafricana, muchas empresas en occidente y también muchos clubs deportivos la están poniendo en valor y utilizando en la gestión de recursos humanos.
Las cintas sonoras de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, ¿próximo registro en Memoria del Mundo de la Unesco?
Ubuntu, ¿Patrimonio Cultural Inmaterial de la humanidad?
In Memoriam.
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